(5790 msnm)
Es uno de los principales atractivos turísticos del cantón que lleva su nombre. Un lugar que hechiza por su belleza y el encanto que posee. Es el único volcán del mundo provisto de nieves perpetuas y está atravesado por la línea equinoccial.
El volcán actualmente forma parte del Sistema de Áreas Protegidas del país y está ubicado dentro de la Reserva Ecológica Cayambe-Coca. Ascenderlo es técnicamente fácil, pero por su altitud es indispensable una excelente condición física y una buena aclimatación previa.
Por su dificultad de acceso no es muy visitado, sin embargo los intrépidos escaladores que lo intentan siempre quedan impresionados por su espectacular belleza.
Antes de emprender el viaje debe considerar que una repentina llovizna o nevada pueden complicar el trayecto, pero esto es parte de la aventura de los turistas que llegan a este hermoso país que es Ecuador.
La primera parte del recorrido se cumple en cerca de 90 minutos, cuando se arriba al refugio. Desde este punto hay que efectuar una caminata de una hora para llegar a la nieve. En caso de hacerlo se recomienda ir con un guía experimentado.
Las personas que deseen llegar a la cumbre permanecen en el lugar hasta la media noche, que generalmente es la hora de partida del ascenso. Tenga en cuenta que la presencia de un guía experimentado es fundamental para ir a este hermoso lugar.
En el clima en la zona es relativamente frío, con temperaturas que oscilan entre los 8 y 14 ºC.
Para llegar al volcán Cayambe se debe tomar la avenida Córdova Galarza, que cruza la cabecera cantonal.
En el sector de Juan Montalvo el asfalta remplaza el adoquín. Pocos metros después el camino se convierte en lastrado. De esta manera inicia el trayecto de 21 kilómetros hacia el refugio Rúales-Oleas-Berge, ubicado a 4.600 metros sobre el nivel del mar.
Al inicio del recorrido los suelos son verdes, porque existen un sin número de árboles hermosos, y es común observar a las ovejas correr en medio de la vía. Después de 30 minutos y apenas casi ocho kilómetros, el panorama cambia. Los arboles desaparecen, el camino se torna polvoso, a un costado se aprecia la majestuosidad del callejón interandino. Divisar a las nubes debajo de la carretera es un espectáculo para fotografiar. Esta es una de las señales de que está llegando al paramo. En pocos minutos la carretera se vuelve más dificultosa, existen grandes baches y piedras de considerable tamaño en la vía.