Los paseos en bote por el estero Salado han sido desde siempre una tradición del guayaquileño, tradición que se había perdido por el descuido del estuario y sus zonas aledañas. Su historia se remonta al año 1841 cuando al sitio se lo conocía como “El Corte” y servía para bañarse pues se consideraba que las aguas por su condición salobre tenían propiedades medicinales.
El Embarcadero de botes a remo con capacidad de 4 a 15 personas, ciclo nautas y paseos eco-turísticos. La actividad es altamente recreativa y permite pasear por el estero para tener un contacto directo con la naturaleza y apreciar la flora y fauna del sector.
En el lugar se alquilan los tradicionales botes de madera, y unos de fibra de vidrio que son más livianos al momento de remar. Las embarcaciones están provistas de parasoles. En caso de que el turista no sepa remar puede contratar los servicios de un remador. También se ofrecen unos botes a pedal, denominado Cisnes y paseos en botes a motor.
El tiempo del alquiler es por 45 minutos y el recorrido más usual para remar es saliendo del puente El Velero hasta la Universidad de Guayaquil. Otro recorrido es remar hacia el puente de la calle 17 para ir hasta las orillas de las restauradas y coloridas casas del suburbio oeste de Guayaquil.
También se puede remar, en sentido contrario, pasando por debajo del puente 5 de Junio, hasta llegar a la ciudadela Urdesa, en cuyo trayecto se aprecia la flora y fauna del sector. En cuanto a animales se ven aves, garzas y patillos y que anidan en los árboles. Y en la flora se aprecia el mangle, en sus cuatro especies: blanco, negro rojo y jelí. El uso del chaleco salvavidas es obligatorio para todos los navegantes.
En vehículo particular o transporte publico hasta el Malecón del Estero Salado, entrada de la calle Aguirre