(190-400 msnm, 1022736 ha)
Es el Parque continental más grande del país. Varias poblaciones indígenas habitan este territorio. El Yasuní alberga especies de flora y fauna únicas, muchas aún no documentadas. Es tanta su biodiversidad que el Parque ha roto records mundiales en número de especies de árboles, anfibios y murciélagos en un área de 100 km2, así como de mamíferos y aves.
El bosque de tierra firme, aunque cubierto de exhuberante vegetación se caracteriza por una delgada capa de suelo fertil. La vida en el bosque se mantiene gracias al continuo reciclaje de nutrientes. Este habitat cubre la mayor parte de la superficie del parque y se puede recorrer desde las comunidades que habitan a orillas del Río Napo: Añangu, Nueva Providencia, Indillana, Llanchana o Mandaripanga.
Dentro del Parque Nacional se localiza la Laguna y comunidad de quichua Añangu. La laguna de aguas negras es de increible belleza ya que refleja el paisaje como un espejo y permite el avistamiento de caimanes, tortugas, aves y flora. La comunidad maneja un lodge a orillas de la Laguna, lo que permite una apacible estadía en medio de la selva.
Además de las Lagunas de Tambococha y Jatuncocha accesibles a través de Nuevo Rocafuerte, existe el Centro de Interpretación de la comunidad Nueva Providencia.
El pueblo waorani habita al occidente del parque y aunque su territorio ancestral fue vasto, en la actualidad el norte del parque se encuentra concecionado para la actividad petrolera. Adicionalmente, en el parque se encuentra la Zona Intangible de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario Tagaeri y Taromenani.
La llegada al Parque Nacional Yasuní debe organizarse con operadores turísticos, siendo el punto de partida la ciudad de Nueva Loja. Las posibilidades son variadas desde floteles, lodges o las dos estaciones científicas de la Universidad Católica o la Universidad San Francisco de Quito que permiten visitas turísticas según disponibilidad.